Luna Díaz Segovia (23), es una destacada graffitera chilena que ha pintado en países como Brasil y Perú. Sus muros albergan mujeres coloridas de ojos enigmáticos, que parecen vivir en una perpetua juventud. En esta entrevista nos acercamos a su obra y sus inquietudes como artista urbana.
Por Débora Huentrul
dhuentrul@todonoticias.cl
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El arte urbano y el graffiti siempre ha sido una rama artística llena de prejuicios, sin embargo, suele estar asociada a un terreno masculino. Pero nada más lejos de la verdad. Y es que las mujeres graffiteras tienen mucho que decir. Dentro del escenario artístico nacional, una de las más talentosas es Luna Díaz Segovia, cuya obra hoy también puede encontrarse en Brasil y Perú.
Luna Lee es su nombre artístico desde que era niña, donde descubrió las posibilidades del arte y el color. Tras abandonar sus estudios de ilustración, Luna actualmente diseña, ilustra y pinta como artista free lance. Ha diseñado para Adidas, Fallabella y para la empresa Colloky. A lo largo de su carrera como artista, Luna confiesa que ha utilizado numerosas técnicas con la finalidad de experimentar y no estancarse en un mismo estilo. Su obra es colorida, detallista y fresca, con personajes mayormente femeninos que transmiten emociones intensas a través de sus formas y ojos enormes.
¿Qué es lo que más te gusta de salir a la calle y ponerte a pintar un muro?
R: Creo que lo que más me gusta de pintar un muro es la conexión que haces con la gente. Cuando la gente se para y te dice que le gusta lo que estás haciendo. O cuando se identifican de alguna forma. Lo que a la gente no le gusta son las letras, las rayas…, pero cuando te ven haciendo una figura es muy raro que piensen que lo que estás haciendo está mal. Lo mejor del graffiti y el arte urbano es que no tiene límites. Puedes hacer lo que quieras siempre que lo hagas con pasión.
¿Y cuando partiste con esto?
R: Mmm, hace varios años, con un amigo. Me encantó. Y a pesar de que ese primer trabajo no me gustó tanto como yo hubiera querido, no me desmotivé para nada. Por el contrario: más ganas me dieron de seguir haciéndolo.
¿Cómo ves el campo del graffiti enChile?
R: Muy bueno. Lo mejor es que en Chile hay mucho estilo. Hay personas haciendo cosas geniales. Yo creo que Chile es un país con hartas oportunidades para los artistas en general. En Europa, por ejemplo, es mucho más difícil dedicarte al graffiti. Hay leyes más estrictas allá.
¿Cuando nace tu interés por el arte?
R: Desde siempre. Desde que era una güagüa, cuando pude agarrar el lápiz y empezar dibujar.
Pero tú, además de graffitera, también eres ilustradora. Has diseñado agendas, billeteras y ropa. ¿Siempre quisiste dedicarte a eso o tenías otras cosas en mente?
R: En un momento me planteé ser actriz o fotógrafa. Incluso me incliné por el canto (risas) Pero siempre fue arte. Siempre. Nunca me he visto en otra cosa que no sea el ámbito artístico. En ese sentido, tenía mis convicciones bien claras.
¿Cuales son tus mayores sueños ahora mismo?
R: Como artista, me gustaría viajar y mostrar lo que hago en muchos países. Y tengo planeado empezar pronto una especie de marca. Algo que tenga que ver con el diseño y la ilustración aplicada a objetos; bolsos, cuadernos…, cosas que se puedan utilizar. Me gusta el diseño y creo que tengo buen ojo para eso.
Tú estudiaste ilustración en la Arcos, pero tu experiencia allí no fue muy buena ¿Qué pasó?
R: ¡Uff! ¡Es que fue horrible! Primero, la infraestructura es pésima; no teníamos buenos computadores para trabajar ni teníamos equipos buenos en general, siendo que nosotros trabajamos con gráficos. ¡Ni siquiera teníamos una cartola digital! Para saber nuestras notas teníamos que verlas en un papel pegado en un pasillo. Además es bien cara la Arcos. A mí me vendieron la pomada. Por eso me retiré, porque no aguanté más.
Y aún así, tú has logrado dedicarte a esto que es la ilustración y el graffiti. ¿Cómo lo hiciste?
R: Lo que pasa es que yo seguí mostrando mi trabajo y armando mi portafolio para así poder seguir evolucionando. Luego algunas empresas como Adidas y Fallabella me contactaron para hacer diseños para sus productos. Allí empezó a irme bien.
¿Qué te suele decir la gente cuando les dices que vas a dedicarte al arte urbano y la ilustración?
R: Muchas cosas, buenas y malas. Lo que pasa -y esto es algo que la gente no entiende- es que cuando eres bueno realmente puedes ganar mucha plata. Por eso no me importa cuando me dicen que me voy a morir de hambre haciendo esto (risas) Esta carrera depende de muchas cosas, claro: del buen gusto, la constancia y, sobre todo, la innovación. De ser auténtico.
¿Por qué se nota menos la presencia de las mujeres en el arte urbano? ¿Crees que se trate de una falta de confianza?
R: Lo que pasa es que las mujeres somos mucho más pitucas que los hombres. Por ejemplo, a mí a veces me cae pintura en el pelo, incluso en los ojos, y las mujeres tienden a quejarse mucho más con ese tipo de cosas; subirse a un andamio, ensuciarse, quebrarse una uña. Hay hartoesfuerzo físico al momento de hacer un graffiti. Y entonces, muchas no se arriesgan.
¿Alguna cosa que te haya marcado dentro de esta área?
R: Creo que lo que más me marcó fue un evento de mujeres muralistas graffiteras en Perú. Me dije: «¡ya! como sea voy». Fue un viaje donde además pude hacer contactos. Para mí el graffiti ha sido súper importante en ese aspecto. Me ha dado muchas cosas, como la oportunidad de conocer gente genial y la oportunidad de poder mostrar mi trabajo de una forma mucho más cercana.
¿Es caro dedicarse a esto?
R: ¡Si po! Si las latas son caras igual (risas) Soy cagá para comprarme ropa, pero con las latas no escatimo. Puedo gastarme perfectamente 30 o 40 lucas en latas.
Y cuando te ven haciendo graffiti ¿te llegan comentarios negativos?
R: Sí, pero no tanto como a los hombres (risas) En esto del graffiti tienden a encasillarte más como un delincuente cuando eres hombre que cuando eres mujer. Siempre sospechan más de ellos, no sé por qué. En ese sentido tengo suerte.
Yo veo en tu trabajo una mezcla entre lo juvenil y el arte pop. Mujeres de ojos grandes, con muchos colores. ¿De donde sacas la inspiración?
R: Tal como dices, me gusta la frescura de la juventud, de algo que puede ser realista y al mismo tiempo estar fuera de la realidad. Siempre estoy recibiendo inspiración, de todas partes y de muchos artistas.
¿Qué materiales ocupas?
R: Depende de lo que haga. Digital, cuando me piden encargos, y obviamente spray, cuando pinto muros. También me encanta la técnica tradicional, como las acuarelas y los acrílicos. Para mí todo es factible. Encuentro fome limitarse a una sola técnica.
Tú recomiendas más la formación autodidacta…
R: Sí. Al menos acá en Chile. A los que quieren dedicarse a pintar o a ilustrar, yo siempre les digo que hagan talleres con ilustradores que les gusten. Es una plata mucho mejor invertida que pagar una carrera universitaria.
¿Cuál piensas que es la mejor ciudad para pintar?
R: Valparaíso es lindo, pero ahora está cuático. La última vez que fui me quitaron todas las pinturas. Yo creo que Santiago es una muy buena ciudad para pintar. No suelen ponerte muchos problemas, y hay lugares como el barrio Brasil, que aunque es patrimonial, se ha llenado de murales hermosos. A la gente le gusta. Igual yo siempre trato de pedir permiso a la persona antes de pintarle el muro. Lo importante igual es que a la gente le guste la pintura.
Y por último ¿Como definirías tu arte? ¿Qué quieres transmitir?
R: Lo que hago es un punto intermedio entre la adultez y la infancia, pero siempre fijándome en la estética. Hubo un tiempo en que pintaba mujeres peludas, por ejemplo, ya que yo tenía una especie de trauma personal con mis pelos (risas) Lo más importante es que a mí me guste y que haya gente a la que le guste también. Nada más simple que eso.
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